domingo, 8 de febrero de 2009

Hojas en mutación


Hojas en mutación (1997)

Premio De poesía , Colección Autores boyacenses 1996

He preguntado tres veces
al oráculo
y no me ha dado respuesta.
Las monedas revolotean
en el cuenco de mis manos
hablándome de signos que no entiendo
soy un cervatillo asustado
que juega con torpeza
ante el saber del tiempo
spy la pintura de un pintor
en periodo claroscuro.
*
El pastor del aire
sólo ha conseguido reunir
un rebaño de nubes
que caerán como llovizna
para tocar tus hombros
y las hojas ávidas de los naranjales.
El tiempo se ha hinchado
de ovejas que cabalgan en el viento;
guarda tu corazón para las lluvias
entretanto, cuidaremos los rayos de las ruedas
iremos al oeste en bicicleta.

*
Heredé tierras baldías
a los ojos de los hombres
para sembrar en los inviernos
botones de sangre que revientan
con el crecuiente de la luna.
A fuerza de palabra y de silencio
he construido mis naves
vientos del desierto
han hinchado sus velas
mientras corsarios
duermen su embriaguez
abrazados a las piedras.

La sangre se ha cristalizado.

Renazco;
me pertenece el rubí:
cantan los astros
sobre mi cabeza.

*
¿Cuál serpiente acecha
bajo oscuridad de ramas
para asaltar con violencia
la blandura de los hombres?
Voy tras la mordedura tajante
que deja al descubierto
la red invisible de la sangre.

*
Desenvolver la madeja.
Cuando los cuerpos se estrechan
cielo y tierra se estremecen
brilla la raíz del tiempo
la intención desaparece
el tigre y el venado
bellos en su infinita lucha...
La lluvia no mide sus caudales
arrasa o fecunda
su destino es caer, como las hojas.
La rosa no sabe sus espinas
pájaros migratorios
bajan a beber
no saben de aguas venenosas.
El niño del poeta
viene con las manos rebosantes
de hierba, se acerca
y le pregunta:
¿Qué es la hierba?

*
Suaviza el arco
y pon a descansar la flecha
tu corazón está en la mira
el fuego en ascenso
te puede devorar
mientras el lago se hunde.
No persigas mi caballo;
si alguna vez fuiste benevenido
él regresará
para abrazar
la nobleza de tu cuello
luego vendrá la lluvia
para amainar la sombra de la luz.

*
A veces me pregunto
si he sido invitada
a este festín del mundo
para llevar a cuestas
mi variedad de rostros
tallados con el cincel y el martillo
de un escultor que no conozco.
A veces me pregunto
si soy cristal o soy diamante
y la respuesta la encuentro
cuando me toco el corazón
y siento que es un trébol sembrado
en las entrañas de mi sangre.
A veces me pregunto
y no hay nadie
quien pueda responderme.

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